Esta largo ¬¬' [como me habian pedido que les advirtiera antes, pos...]
Había dos cosas que Dalmiro detestaba en su vida....Y las dos estaban
lamentablemente muy ligadas entre sí.... Una era el sonido de aquel maldito
despertador a las seis de la mañana...La otra era la cara de su jefe a las siete.
Pero no tenía mas remedio que soportar la primera para ver la
segunda, y sufrir la segunda para poder subsistir y así continuar el ciclo de
ese "sinsentido" llamado vida.....Hacia 15 años que trabajaba en la industria
de la construcción, pero a lo largo de aquellos nunca le había tocado un
capataz tan histérico , injusto , inhumano y todos los in que hubieran
como López.
Bien decía el refrán popular: Negro con mando, peor que cuchillo
sin mango....
Y el negro López parecía ser el moreno que había inspirado el dicho.
Desde su ascenso a capataz de obra, parecía dispuesto a purgar años de
discriminación y complejo de inferioridad en la carne de sus peones, sobre
todo de los blancos, como Dalmiro.
-¡Che, vos...."Dálmata....! ¡Termina bien esa pared! ¿No ves que es
cemento "a la vista"? ¿Con que lo estás alisando, con el culo...?
Dalmiro odiaba que le llamaran así: sobre todo él... Dálmata.
¡Mierda de sobrenombre! Esta bien que sus compañeros se lo dijeran, pero
ese negro... ¡Faltaba que lo llamara directamente perro!
¡Cuantas veces estuvo a punto de hundir el cortafierros en aquella
oscura y mugrienta espalda de casco blanco...! Pero no valía la pena pasar
quince años a la sombra de unos barrotes por culpa de una basura como
aquella. También pensó en renunciar... Pero encontrar trabajo en la constru
estaba difícil en Uruguay , sobre todo desde el último ajuste fiscal...Y a pesar
de que vivía solo , desde que "la Ana , su mujer, se le fue con sus dos hijas,
aún tenía el alquiler para pagar todos los meses, y el almacén por supuesto
....Desde que había comenzado a comprar fiado en lo del Gallego, cobraba
la segunda quincena solo para pagarle y así mantener la cuenta abierta para
seguir retirando comestibles "para anotar" y sobrevivir un mes más.....
La primera quincena para el alquiler, la segunda para pagar la libreta
del almacén ,la Mastercard de los pobres.....Su primer cobro para un judío,
el segundo para un gallego... Mandoneado a diario por un negro... Dalmiro a
veces se sentía un poco nazi....Hubiera deseado tener veinte años menos
para ponerse una campera aviadora, calzarse un par de botas militares,
raparse la cabeza y unirse al grupo de muchachos con svásticas que vagaban
en la esquina tomando cerveza y pateándole el culo a cuanto extranjero se les
cruzaba....
Pero tampoco creía que sirviera de mucho. Era lunes: los lunes ni
siquiera los deseos servían de mucho...
Lunes.
Por alguna extraña regla el despertador sonaba un poco mas fuerte en
sus oídos, casi como las remachadoras de su trabajo... Alzó su mano casi
inerte hasta la perilla de apagado y la bajó, sintiendo alivió cuando las
campanillas dejaron de taladrarle los tímpanos... La cama parecía pegársele
al cuerpo, y con ella las mantas y el colchón de "polyfón"...
Pero tenía que levantarse, despejarse y alejar de su cerebro aquella
modorra. La noche anterior se había tomado unos vinos de más y su cabeza
estaba empeñada en recordarle lo malo que era beber un domingo por las
noches hasta tarde.
Debía hacerlo... ¡Tenía que hacerlo!
Fue apoyando uno a uno los pies, tirando con desprecio las sábanas
hacia atrás, con los ojos aún cerrados y calzándose las pantuflas se dirigió al
baño casi a los tumbos. Solamente conseguía abrir los párpados luego de
sucesivas refriegas con el agua helada del grifo... sobre todo cuando tenía
resaca de tinto"... Luego de repetidos enjuagues faciales se contempló al
espejo...
¡Por Dios! ¡Estaba mas que calificado para trabajar en el túnel del
horror del parque de diversiones! ¡Parecía mas un personaje de Gerardo
Bloomerfield que un obrero de la construcción...!
No tenía ganas ni de afeitarse... y no lo haría... ¿Para qué? ¿Trabajaba
acaso de saco y corbata para cuidar tanto el aspecto...? ¿Era el uno de esos
"guachos" recién recibidos de arquitectos que visitaban cinco minutos por
día la obra en sus coches japoneses?
La cocina parecía quedar a kilómetros del baño, pero hizo el esfuerzo
y los recorrió arrastrando cada pie: allí se hallaba el mágico elixir capaz de,
no solamente quitarle el dolor de cabeza sino de despabilarlo y devolverle
instantáneamente las energías, la pócima que mantenía de pie al 90 % de los
obreros uruguayos por las mañanas: "el mate", esa extraña bebida
descubierta por los indios que constaba de una infusión amarga que se
chupaba a través de un tubo de metal descubierto por los ingleses para tomar
el té sin tragarse la borra...
Miró la cocinilla sobre la mesada del fogón. Buscó el encendedor a su
lado y accionó la llave del gas. Luego la encendió recibiendo con agrado la
cálida caricia de la llama en su rostro sin afeitar. A pesar de la falta de
revoque, su cocina le parecía cálida mientras el agua hervía, incluso
acogedora...
Lleno la caldera, y la puso encima... Unos minutos más y herviría.
Unos minutos y aquella agua iría a parar al termo y de allí a su venerado
mate, el cual tomaría como siempre por el camino mientras viajaba a la
obra, en el ómnibus.
Busco la yerba. Quedaba poca en el tarro... Debía acordarse de
comprar mas. Puso dos cucharadas en el mate dejando el recipiente casi
vacío. Le agregó agua fría para que se hinchara.
Tomó la bombilla de metal y la dejó a un lado... Era el último
recuerdo de su finado padre.
Y decidió que una aspirina no estaría del todo mal, por mas que
tuviera el estomago vació y luego le ardiera como azufre en las tripas, si es
que quedaban. Dalmiro caminó hasta el cuarto: de haber, estarían en el cofre
de la mesa de luz... ¿Dónde más? En el baño no tenía botiquín. Apenas un
roñoso pedazo de espejo que encontró tirado, colgado con un alambre.
Al encender la luz buscando el cofre, no pudo evitar un compulsivo
deseo de volver a acostarse en aquella cama aun caliente, aunque mas no
fueran cinco minutos...
¡No Dalmiro, llegarás tarde...!,se recriminó... Pero su cuerpo
parecía atraído hacia aquel colchón como por un imán...Para peor, tuvo que
sentarse en el para buscar dentro del cofre aquellas malditas aspirinas...
¡Bueno!....Cinco minutos.....Mientras se calienta el agua para el
mate...¡total!...
Y sin darse mas tiempo para pensarlo su cuerpo se recostó
pesadamente sobre la cama nuevamente... Apoyo su cabeza en la almohada.
No debía dormirse, solo eso, no debía dormirse... o llegaría tarde a la obra.
Pero los párpados le pesaban, mas que las bolsas de cemento que
acarreaba al hombro todas las mañanas...
No Dalmiro... Vas a llegar tarde...
No debía dormirse... Pero se durmió nuevamente...
Le pareció apenas un segundo... Lo despertó el siseo del agua
derramándose sobre la hornalla caliente. Se incorporó de inmediato
sobresaltado:
-¡La puta!- dijo mientras corría hacia la cocina, descalzo...-¡El agua
del mate!
Cuando llegó a apagar la válvula, la cocina ya estaba llena del vapor
que el pico de la caldera arrojaba sin cesar. Miró el reloj de pared, ese al que
nunca le había cambiado la pila, pero que por compasión a su pobreza al
parecer, seguía funcionando gratis...
¡Las siete!....¡Puta que lo parió, voy a llegar más que tarde....quién
banca al negro de mierda aquel...!
Llenó rápidamente el termo conservador con la poca agua caliente
que no se había evaporado, clavó la bombilla en la yerba húmeda , y le dio dos
chupadas....Como todo primer mate , tenía gusto a mierda.
Corrió de nuevo al cuarto, arrancó los pantalones de jean del
ropero, la camisa gastada azul y cargando el bolso al hombro y el termo y
mate en el brazo, salió a encontrarse con la fría mañana...
***
Dalmiro no estaba seguro de si era solo su imaginación, pero las
calles estaban sumamente extrañas... Para empezar, el cielo estaba gris, pero
de un gris como nunca antes había contemplado, como si las nubes fueran a
caer sólidamente sobre Montevideo, cuando hubiera jurado que al despertar
por la ventana, había visto el cielo completamente despejado...
Después la gente... Lo miraba en forma extraña, y parecía murmurar
acerca de él. Por uno momento casi creyó que en el apuro había salido de su
casa sin los pantalones puestos... Pero no, allí estaban los "jean" bien
ajustados, paspando su huevos como de costumbre...
Continuó tomando mate en la parada de ómnibus pero pronto debió
desistir... Aquella yerba... O estaba muy podrida, o la caldera tenía una rata
muerta dentro cuando calentó el agua, pues cada sorbo sabía a cloaca...
El ómnibus demoraba... y Dalmiro contemplaba nervioso su reloj
pulsera.
Las siete y media... El negro estaría esperándole con un martillo en la
mano....ya sabía lo que le esperaba: acarrear pilas de bloques, a esto destinaba
el hijo de puta a quienes le llegaban tarde, si es que no lo suspendía claro...
¡Con lo bien que le vendría perder jornales...! Apenas si le daba
trabajando el mes completo para mal comer...!Miró el cielo preocupado...
¡Ojalá no se largara a llover...! Las obras eran externas en aquel
edificio y la lluvia cancelaba la jornada... Pero no: por amenazador que
parecía aquel extraño cielo, ni una gota caía desde encima de su cabeza...
Por fin el ómnibus se dejó ver a lo lejos, aproximándose a la
parada....Le hizo señas extendiendo el brazo... Era de los viejos: un
"Leyland" de esos que no entró en el sistema de renovación de flotas del
Gobierno...¿Para qué?
Era la línea 405, la que transportaba el ganado desde la miseria del
barrio "Piedras Blancas" a la riqueza del barrio "Pocitos"... Los hombres a
construir lujosos "lofts", las mujeres a limpiarlos, y a hacer algunas
mamadas a los patrones si es que querían conservar el empleo.....
Subió el peldaño del coche estacionado y miró el rostro del chofer...
Era el mismo de todos los días: casi se conocían luego de compartir el
malhumor mañanero durante años... ¿Por qué lo miraba tan extrañamente,
con aquella sádica sonrisa en los labios....?¿Por qué el resto de la gente no
subía al ómnibus junto a él...?
¿Se habían vuelto todos locos...? Se acercó al guarda para pagarle el
pasaje. Este también lucía extraño... sería el día...
Pero cuando realmente quedó pasmado fue al ver el interior del
coche....
¡Estaba vacío! Miles de veces había suplicado por un maldito asiento
libre para apoyar su cansado culo, a la ida o a la venida y si lo conseguía
alguna vez, en la siguiente parada subía una anciana o una embarazada a
quitárselo...
¡Y ahora tenía todo un ómnibus para él solo!...Era sumamente
extraño.
Casi nunca había tomado el ómnibus de las 7:30 a.m... Para llegar en
hora siempre se iba en el de las 6:30,repleto de otros como él, con sus termos
y mates, con sus rostros o bien a medio afeitar o cortados por una desganada
gillette"... Pero no creía que hubiera tanta diferencia entre uno y otro turno...
Mientras se disponía a sentarse se dio cuenta de otro detalle: este era
el viaje de las 7:30 a.m. pero el chófer y el guarda eran los mismos que veía
todos los días a las 6:30...
Comenzó a ponerse nervioso... Sentía los ojos del guarda directo
sobre él...
Los del chofer a través del espejo retrovisor... Nadie parecía perderle
de vista.
Trató de razonar... Seguramente eran los mismos debido a que habían
llegado a destino y vuelto... Sería un trayecto de una hora exacta... O tal vez
los cambiaron de turno.....¡Puta!
¿Qué les pasa a todos hoy?, pensó...
Por la ventanilla contempló las calles... Las personas se agolpaban en
las paradas. pero ninguna hacía señas a aquel ómnibus... Parecía ser casi de
noche, el cielo continuaba completamente cubierto y en el ambiente se
respiraba una sensación tétrica, de locura...
En esa semipenumbra todos los ojos contemplaban aquel coche... Lo
miraban al pasar como zombies... ¡Todos lo miraban!
¿Estaría enloqueciendo?
No soportaba mas la situación... Por una vez en la vida anhelaba
llegar a la obra, recibir la puteadas del capataz, la suspensión, cualquier cosa
que fuera habitual, que le devolviera la cordura, que lo llevara de regreso a la
realidad...
El momento de descender se acercaba... Cerró los ojos, trato de
ignorar al personal del colectivo, a las personas en las calles. Aun así sentía
sus ojos clavados en él... escuchaba sus murmullos...
Dos paradas más y se bajaría... faltaban tres para la obra, pero se
bajaría antes. No aguantaba un minuto mas encerrado allí... deseaba abrazar a
sus compañeros, al Micho, al Gato... al Negro López incluso, que le
tomarán el pelo por la llegada tarde, que le dijeran:
Dálmata... ¿en qué anduviste anoche que venís de tarde?...
Se incorporó.
Parecían reír: ¡todos parecían reírse de él! ¿Sería una cámara oculta,
una broma para algún programa de televisión...?
Tironeó la campanilla... Vio acercarse la parada, vacía esta vez... Vio
los edificios abajo, oscuros, sombríos... La ciudad entera parecía estar en
ruinas. El ómnibus siguió de largo, haciendo caso omiso a su solicitud de
descender...
-¡Eh, guarda...! ¡Me bajo!
Solo lo miraban... Por lo demás parecían ignorarlo por completo...Lo
miraban y sonreían y una extraña baba parecía brotar de la comisura de sus
labios...
-¡Bajo comprende! ¡Me bajo en esta parada...!- gritó Dalmiro.
Pero era inútil: el coche proseguía su marcha sin detenerse, entre
aquellas calles tan familiares pero tan extrañas aquella mañana, que a cada
instante parecían tornarse más y más oscuras...
Dalmiro recorrió el pasillo del ómnibus hasta donde estaba el guarda
sentado con su despachadora de boletos en la mano... Se paró enfrente de él y
le gritó:
-¡Oiga! ¿Es sordo acaso? ¡Me bajo, no entiende, diga al chofer que
abra esa puta puerta!
Pero ninguno de los dos parecía oírle... Lo miraban fijamente, como
drogados, con aquella sonrisa entre estúpida y diabólica en los labios. Y la
sonrisa se transformó en risa. En una horrible carcajada propia de sus peores
pesadillas...
Quiso golpearlos pero sus puños parecían no hacer el mas mínimo
efecto en ellos... El chofer continuaba moviendo el volante hacia un lado y
otro ,riendo cada vez mas fuerte y mas fuerte....Y las personas en las calles....
¡jajajajajajajajajajajajajajajajaja!!
Eso era... ¡Estaba soñando! No había otra explicación... Pero debía
despertar.
El dolor, eso necesitaba... Miró su brazo, arremangó su camisa y con
el termo en la otra mano derramó un chorro de agua hirviendo sobre su piel
desnuda... Nada sintió... Pero esto confirmó que se hallaba inmerso en un
sueño, en una espantosa pesadilla... Y recordó también algo al ver el agua
hirviendo en su brazo horriblemente ampollado, pero sin sentirla:
Lo comprendió todo mientras el coche fantasma continuaba su
recorrido infernal...recordó historias, recordó aquella mañana....¡Claro que
se trataba de un sueño, se había vuelto a dormir! ¡Jamás había llegado a la
parada del ómnibus! Debía despertar, o llegaría tarde.. ¡O sería tarde!
¡jajajajajajajajafafafafafafajajaja!
¡Tenía que despertarse o no lo haría jamás! Gritó con todas sus
fuerzas...
¡jfjfjfjfjfjffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffffff!
Las paredes del ómnibus comenzaban a arquearse, a volcarse sobre
Dalmiro, mezclándose con las figuras humanas, las risas y el piso...
Se revolcó en el pasillo, en medio de aquellas grotescas formas, de
aquellos aberrantes zumbidos que poco a poco se transformaron en un
sonido chispeante y reconocible...
El siseo del aluminio de una vieja caldera, con el agua ya evaporada,
derritiéndose sobre una hornalla encendida, llenando su casa de un humo
dulzón y letal que los químicos llaman monóxido de carbono", mientras
Dalmiro se dormía en su pesadilla, cada vez mas profundamente....
G. Bloomerfield
4 comentarios:
el cuento del cuento de este wey es la mera mata.
saludos karma.
SI ES TUYO ESTA CHIDO ME CAE, MUY BUENA LA DESCRIPCION (SI ES K ASI SE ESCRIBE) SALUDOS Y NO TE KEDES DORMIDO CUANDO ANDES CON EL HUEVO HAHAH
chale, parece que me pusieron mi biografia en frente, chingon el cuento, medio largo y separado, algo dificil de leer, pero estubo al pedo.
sale karma
esta chido el cuento de este wey
Coincido kon Alexander...a mi n se me hizo largo el post
Saludoss Prima
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