NOTA: no tiempo de nada, no chanse de nada, entre escuela, siestas, tareas, pedas, cumples, se me va el tiempo y ni me acuerdo del blog =P... Ta chido el cuento, largo pero chido:
"A mi me encanta Dios!"
(Jaime Sabines)
La sala de espera estaba atiborrada de gente, de carne incómoda, de revistas sucias, de
comentarios fuera de lugar.
Era mas de lo que mi paciencia podía soportar, era un clima mas viciado de lo que mi
vientre podía digerir.
Me acerqué a la máquina expendedora de orina, como quién nada puede hacer con su
tiempo mas que perderlo, y me serví un vaso a rebosar, derramando parte de la espuma. Le
añadí un par de sobres de arena, arrojando desordenadamente los envoltorios al piso, pero
ni siquiera me tomé la molestia de revolverlo.
Bebí tratando de concentrarme en mis propios asuntos, lejos de aquella insufrible sala, de
aquellos ojos perdidos en esos asuntos intrascendentes que solo una sala de espera puede
llevarnos a reflexionar en ellos.
Yo poseía el número 11, así lo acreditaba el ticket. Y el consultante que estaba mas allá de
la puerta que todos deberíamos traspasar en algún momento era el número 18, por lo cual
yo era el siguiente, y por lo cual también mi impaciencia excedía a la del resto.
Terminé de beber la orina, y tiré el vaso descartable en la boca del devorador de residuos,
tras lo cual obviamente le dí una moneda, a lo cual sonrió sin gracia mientras masticaba el
cartón espuma.
No hay instantes mas eternos que los vividos en una sala de espera... no hay tiempo mas
largo que una espera... ni momento mas grato que cuando llega su fin. La muerte de una
espera es el renacer de la paciencia.
Y esa muerte llegó. La puerta de mármol gris se abrió con un tenso chirrido, y una mujer
regordeta, semidesnuda abandonó el consultorio, llevando una escalera de madera bien
aferrada entre sus brazos plagados de celulitis.
Una voz autoritaria bramó desde el interior:
-¡Número 11!
No cabían dudas en mi reloj...
Era mi turno... me quité la chaqueta y se la obsequié a uno de los incomodantes
compañeros de espera, que la aceptó indiferente. Detestaba esa chaqueta....es decir yo la
detestaba, el sujeto lo ignoro.
Así fue que sintiendo algo de frío a través de mi camisa, atravesé la puerta que
inmediatamente
se cerró tras de mi.
El, quienquiera que fuese, se encontraba acostado en una cama desvencijada, que ni
siquiera tenía colchón. Parecía estar absorto en la lectura de una revista que a todas luces
era pornográfica. Lucía gafas redondeadas y estaba tan excedido de peso como la mujer que
acababa de consultarlo.
-Disculpe... -le dije tímidamente.
-¡Oh!...No tengo nada que disculparle...
-Bueno... permítame entonces...
-¡Oh! Tampoco tengo nada que permitirle...haga lo que a usted le plazca...
-Bien...¡pues entonces escúcheme!
-¡Oh! Pero si eso lo vengo haciendo desde que entró... -replicó él, sin apartar sus ojos de la
revista, aunque cambiando de página...
Guardé silencio unos instantes...
-De acuerdo... necesito algo...
Al decir estas palabras, el dejó la revista a un lado y se sentó en la parrilla de la cama
mirándome fijamente. Noté que padecía una severa pulmonía, a juzgar por el tamaño de un
escupitajo que lanzó contra una de las paredes, tan sucias como el resto del ambiente. Me
respondió secamente:
-Claro...todos necesitamos algo...Eso es otra cosa...Usted me dará dos bolsas de nueces
frescas, y yo le daré lo que usted necesita...
Carraspee un poco la voz. Mi costumbre de inhalar esmalte de uñas iba a terminar
matándome sin duda alguna...
-Primero que nada... ¿quién es usted?-le increpé.
-Dios, por supuesto... ¿es qué acaso no lo sabe? Si no lo sabe... ¿por qué a venido a pedirme
algo? Si pide algo, es porque cree que no lo puede conseguir usted mismo... ¿cierto?
-Cierto...
-En ese caso solo Dios sería capaz de otorgárselo... ¿cierto?
-Bueno, sí...
-Entonces, ya no pregunte... y solo entrégueme esas bolsas de nueces...luego pida su deseo
y lárguese...hay otros fieles afuera esperando.
Dudé unos instantes...este era ya el quinto Dios al que visitaba en la semana...y el resultado
mas patente que había obtenido, había sido una verruga en el pie derecho.
-Ok Dios...Usted es del tipo que le gustan las franquezas irreflexivas...Bien, deseo una
mujer....pero no cualquier mujer, sino la mujer ideal,
mi complemento perfecto.
Dios se retorció en su cama, y tosiendo se incorporó ágilmente de un salto. Antes de lo
previsto lo tenía a mi lado....ni siquiera pude ver el bisturí que llevaba en la mano
izquierda...pero el corte...¡vaya que lo sentí!
Me tomé el sangrante pecho, omnibulado por el dolor, y estaba dispuesto a golpear con
todas mis fuerzas a Dios por haberme causado tan horrible herida...la cual abrí mis ojos
para contemplar. Era horrible, justo en medio de mi camisa blanca... y cerré mi puño...
-¿Lo ve? Es muy sencillo- me dijo simplemente mientras agitaba como si fuera un billete lo
que reconocí como una de mis costillas, sangrando y salpicando en el vaivén el lugar.
-Pero...pero...
-Sin "peros" amigos...los métodos son los mismos. Usted desea una mujer, yo soy Dios...No
puedo hacerle una mujer perfecta y a su medida sin
quitarle una costilla.
Y como por arte de magia la costilla fue creciendo en su mano, lentamente hasta adquirir
forma...Forma de brazos, de piernas, de cabeza....en menos de lo que se demora en ahorcar
a un abogado, tenía ante mi una exuberante rubia, total y completamente desnuda. Un
segundo después la amaba, por supuesto....Entregué las bolsas de nueces frescas con sumo
placer, de hecho luego de tomar a la mujer por la mano, quise estrechar la mano de Dios.
-¡Oh, no! Tengo alergia en las manos...vaya..vaya y disfrute a su compañera....¡sean felices!
-Pero... ¿hay algo mas que?
-Por supuesto... encienda el aire acondicionado al salir... ¡ah! Y ni se le ocurra comer
manzanas si ella se las ofrece... ¿de acuerdo? ¡Número 24!-bramó tirándose nuevamente en
la
cama desvencijada.
Y en un minuto me vi en la calle, junto a aquella rubia con la que había soñado toda mi
vida. Pensé en comprarle ropa, pero decidí que hubiera sido un crimen contra la estética
tapar semejante hermosura. De todas formas no necesitaría ropa a los efectos que yo la
necesitaba.
-Estoy ovulando... - me dijo indiferente, introduciendo un dedo en su vagina, el cual luego
llevó a sus carnosos labios.
Pues eso era apropiado a mis fines...el motivo por el cual quería a esa mujer ideal, era la
procreación...Procreación significa una ración anual de al menos tres quilos de carne, y
poseía una mujer no-ideal que alimentar.
-Bien...pues entonces será mejor que vayamos directo a una cabina de teléfono...-le espeté ,
aferrándola con fuerza por uno de los brazos.
Hacia allí nos dirigíamos, cuando fuimos interceptados por los curas. Una pandilla de cinco
curas, que haciéndome a un lado, comenzaron a violarla... rompiendo todas sus
virginidades...sin darme tiempo siquiera a dialogar con ellos.
Decidí inyectarme formol para pasar el rato mientras ellos terminaban su labor, rezando a
Zeus para que no le ocasionaran mas daño físico que el necesario, al menos en su sistema
reproductivo.
Al despertar de mi sueño estaba a mi lado acariciándome...
-Me violaron... -me dijo mientras derramaba semen y lágrimas en mi rostro.
-Si, lo sé... espero que sean fértiles... pero... pero... ¡qué le sucede a tu cabeza!
-Me violaron... me violaron... -comenzó a repetir, mientras tomaba sus sienes... esas sienes
mas separadas de lo normal pues su cabeza había aumentado considerablemente de tamaño
a todas luces... de hecho palpitaba como un gigante corazón y parecía crecer mas aún por
segundos.
-¡Maldición!...¿Alguno de los sacerdotes eyaculó en tu boca?
-Me violaron.. me violaron... -repetía sin cesar...
Tomé un adoquín de la vereda y golpee uno de sus senos, amoratándoselo... luego la
empujé contra la misma pared donde hasta hace un instante yo había dormido, y comencé a
patear su vientre hasta que trozos de útero ensuciaron la punta de mis botas militares.
-Escucha... ¡vas a hablar!...¿Alguno de ellos te eyaculó en la boca?
Quiso responder con palabras, pero mejor aún regurgitó una generosa dosis de líquido
blanco, como respuesta... lo limpié con un pañuelo, lo dejé secar y lo lleve a mi nariz...
-Es el mismo olor que tienen las toallas de mi baño... ¡te han eyaculado en la boca!
Pero ella solo lloraba mientras su cabeza crecía mas y más, palpitando, desorbitando sus
ojos, y repetía:
-Me violaron
-Si, lo sé... y te dejaron embarazada de la cabeza al eyacularte en la boca... debemos ir a
una sala de partos.. pero antes bañate, toda mujer violada debe bañarse... eso es lo que dicen
las películas...
Aguardé a que se bañara con el goteo de una alcantarilla superior de esas que abundan en la
ciudad, y tiritando de frío la llevé a rastras hasta la clínica mas cercana....
Solo estábamos a unos metros de la entrada de la sala de emergencia cuando comenzó a
oponer resistencia....
-Camina, desgraciada... -la arengué.
Pero mi mujer ideal no se movía... su cabeza debía medir ya unos 180 cm. de diámetro y
parecía a punto de explotar en cada pálpito.....Y eso fue lo
que hizo: explotó.
Su cráneo se quebró como una cáscara de nuez, su cerebro se abrió como la pulpa de una
nuez rosada... y de entre lo que había sido el bello rostro de una rubra surgió una paloma
que picoteó vorazmente algunos trozos de masa encefálica antes de elevarse en un grácil
vuelo...
Y una voz del cielo se dejó escuchar:
-Escucha... esta paloma ha sido engendrada por hombres santos... por tanto es santa... y ha
de traer paz a la tierra...
Yo maldije mi suerte, y tratando de agarrar a la condenada paloma, y fallando en el intento
pues ya se elevaba a mas distancia que mi propia
estatura, grité:
-¿Quién se supone que lo dice? ¿Dios? Pues acabo de estar con dios... ¿recuerdas? Era ese
maldito gordo que leía pornografía en aquella oficina...
Y entonces la misma voz, pero infinitamente más familiar, se dejó oír desde una ventana
dos pisos mas arriba... era dios, el que yo conocía... el obeso de gafas redondeadas. Solo
que aparentemente estaba recobrado de su pulmonía.
-Te equivocas... mi negocio no es la pornografía... Es la cría de palomas mensajeras... Y no
hay mejores palomas mensajeras que las que nacen engendradas por el semen de un
clérigo...
Y diciendo esto tomó a la pequeña ave en sus manos, que como si hubiera sido entrenada
había llegado al alfeizar de su ventana, y le ató un rollo de papel en una de sus patas.
Una vez mas había sido estafado... lo que es peor, había perdido una costilla en el proceso...
pero al menos algo había sacado de provecho... Ese era
mi consuelo. Mire ese bello cuerpo de mujer, con una cabeza enorme, desfigurada,
deformada...y decidí contratar los servicios de dios nuevamente, así que le grité hacia la
ventana dónde la paloma mensajera
había volado.
Fijados sus honorarios por el nuevo servicio, le envié mediante una de sus aves un mensaje
a mi mujer no-ideal...era breve. Decía:
"Cariño, trae contigo el microondas a la oficina de Palomas Mensajeras...conseguí carne
inmediata, no de la forma planeada. Ya te explicaré"
Y me dispuse a trozar ese rubio cadáver, en filetes pequeños... Mi mujer no-ideal no tenía
dientes. Por otra parte, a mi no me agradaba demasiado la carne de cadáveres adultos...
NOTA: "La cosa mas demente que escribiste Bloom...y retorcida ademas" (Rick Hautala)
G. Bloomerfield
8 comentarios:
Ej el primero... Dame un premio...
¿Esto no es un blog? Tonses que es?? Saludos.
Esos malditos sacerdotes
yo creia que solo eran una amenaza para los niños y niñas de familias muy babosas, digo creyentes
Karmita! Felicidades por el triunfo contra el Anti :p~
'Tamos igualitas de in-tiempadas (new word!!)
Veeeeeeeerga que chingona historia!!
chido cuento....
Solo lei lo primero x_x tengo sueño :( pasaba, vi que tmb tiene blogger ps shido io acabo de crearme uno nuevo
:)
Saludo pue ^^
cool!!, pinche Dios siempre se pasa de verga, es mi personaje favorito de ficción xD
Orale, esto está chido, tristes días de no leerlo...
Psss... me voy.
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