jueves, agosto 09, 2007

Tu también, Bruto?

Y tu crees que yo no sé lo que buscas?

Una siempre sabe lo que los hombres quieren, por eso goza tanto diciéndoles que no. O todavía mejor, haciéndose la estúpida. Lo chistoso es que a veces los hombres nos ayudan, y no por que sean brutos, al contrario, entre mas brillantes son, mas opacos se vuelven. Los tontitos, en cambio, son perfectos: jamas se complican la vida. Mientras los tipos mas sesudos del mundo se machacan la cabeza creando la estrategia que los conducirá (bueno, eso es lo que ellos eligen creer) a tu cama, los menos favorecidos en materia neuronal saben que no tienen tiempo que perder, es mas: no tienen absolutamente nada que perder, por eso van al grano, o en su caso al bulto. Te dicen cosas lindas, por idiotas que suenen, y tu caes en sus brazos. El contrato es clarisimo: me dicen que me quieren, les juro que les creo. Y luego pues ya paso a dejarme querer, verdad?

No es que sea una idiota, pero si voy a esperar 10 años a que el mas talentoso de los hombres me escriba el mas sensible de los poemas, mejor aprovecho en caliente al tontito y todos contentos. Total, el poeta de todos modos va a seguir pensando en mi, ya se lo que estas pensando: con que poco me conformo, no?, tal vez, pero a mi se me hace que tu, como tantos tarados, le das a la inteligencia un valor que no tiene. De cuando acá uno necesita de su cerebro para obedecer a sus instintos?

Una nunca elige al hombre mas brillante sino, en todo caso (que sera siempre el mejor de los casos) al mas disponible. Por eso, aquella noche, lo elegí a el. Es mas, me atrevo a decirte que me gusto por tarado. El típico galancito que siempre tiene un recurso no para hacerte reír, sino solo para comprometerte a reírte. Chistes malos y viejos, uno detrás de otro, y te baila y te brinca y te abraza y te presenta con sus amigos como su novia, aunque no le hayas dicho ni tu nombre. Y una acaba aceptado por puro agotamiento, pensando: "igual al rato sale algo mejor".

Así llego el poeta: un tipo mas bien tímido, seguro retorcido y depravado como todos los románticos. Apenas el tontito se fue al baño, el poeta vino y me puso en las manos un disco marismo: Chet Barker Sings, acompañado por el libro de Jaime Sabines, que para esos momentos ya me habían dado cuatro veces. Sin decirme palabra, se dio media vuelta y abandono la fiesta, luego volvió el tontito, me tomo de la cintura y me obligo a beber otro martini. Y ya te he dicho que me gustan los hombres que me obligan, los que abusan de mi, los que se las arreglan para seducirme con palabras huecas y caricias firmes, los que nunca han leído un libro de poemas; a menos, claro, que se cruce algo mejor.

Pero nada, la fiesta termino y yo salí de ahí con el tontito, que me llevo a su casa, me sirvió otro martini, me beso con los aires de un tirano, todo bien, hasta que me acorde del CD, lo saque y le pedí que lo pusiera. Nunca te ha pasado que la mejor música te estropea la mejor ocasión? Pues has de cuenta. El tipo me besaba, me decía chistecitos, mientras atrás, en el estéreo, un romántico terminal hacia agonizar uno a uno mis cinismos. Hasta que en un momento me pregunte: "Que hago con este imbécil?"

Lo deje borrachisimo en su casa, salí a la calle y saz: ahí estaba el poeta, listo para perdonarme, llevarme hasta mi casa, servirme un cafecito, agarrarme la mano y declamarme su amor.
"Wow", me dije, una nunca esta preparada para eso, una no sabe que hacer en tales casos, una está totalmente indefensa ante Chet Barker y Jaime Sabines. Pero eso, por desgracia, lo ignoran los poetas.

Cuando volví a la sala, envuelta en una toallita pequeñita, ya no había poeta; el muy imbécil dejó una rosa y unos versos, y yo infartada, me entiendes? Pero en eso sonó el telefono. Era un amigo tontísimo que insistía en venir a verme, y bueno, tu no sabes lo que es para un legitimo bestia llegar a tu casa y encontrarte en toallita...

Como buenos amantes inoportunos Chet y Jaime se pasaron la noche entera escondidos en mi closet...




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